Aún cuando se han popularizado las campañas a favor de la salud mental, nos cuesta entender lo cerca que están las enfermedades mentales, lo vulnerables que somos. Seguimos viendo lejos lo que muchas veces está delante nuestro. 2024 es un año que esperé con altas expectativas y que ha resultado ser difícil. A finales del mes de enero tenía un cansancio brutal, y hasta cierto punto inexplicable porque no sentía que estuviera haciendo tantas cosas, no como para estar tan agotada. En febrero decidí celebrar mi cumpleaños todo el mes y junto con las celebraciones llegaron una serie de malestares que, aunque las fotos de la fiesta extendida se ven muy chulas, no pude disfrutar a plenitud. Se me empezaron a hinchar los pies, el cansancio no se me quitaba y cada día me arrastraba al trabajo porque tampoco habían razones para darme una licencia. Fui a un médico general, empecé a hacerme exámenes, me empezaron a tratar y me alivié un poco con la esperanza de que pronto estaría bien y podría
Por más que uno diga que vive sin expectativas, es mentira! Si bien es cierto que las expectativas imposibles son un causa segura de sufrimiento, pasar por la vida sin ellas es casi imposible, y digo casi porque por ahí debe andar alguna excepción a la regla, pero al resto de los mortales las expectativas nos dan dirección, esperanza y fe . Quizás la clave está en establecer expectativas retantes, pero sensatas, y no ser demasiado estrictos para dar lugar a lo inesperado, que para bien o para mal siempre nos alcanza. Cuando uno esribe/lee la palabra expectativa, de inmediato piensa en planificación y estrategia, pero a veces es algo tan simple como apoyarte en alguien de confianza, bajar la guardia y dejarte caer por un rato sintiendo ese mix perfecto entre confort y seguridad. Hay personas que son tu estado de flow sin tener que hacer nada especial para serlo, así que en mis expectativas para 2024 está encontrar mi “flow-state person” y quedarme ahí. Es mucho pedir? Bueno, de aquí