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Dios es amor

Aún cuando se han popularizado las campañas a favor de la salud mental, nos cuesta entender lo cerca que están las enfermedades mentales, lo vulnerables que somos. Seguimos viendo lejos lo que muchas veces está delante nuestro.  2024 es un año que esperé con altas expectativas y que ha resultado ser difícil. A finales del mes de enero tenía un cansancio brutal, y hasta cierto punto inexplicable porque no sentía que estuviera haciendo tantas cosas, no como para estar tan agotada.  En febrero decidí celebrar mi cumpleaños todo el mes y junto con las celebraciones llegaron una serie de malestares que, aunque las fotos de la fiesta extendida se ven muy chulas, no pude disfrutar a plenitud.  Se me empezaron a hinchar los pies, el cansancio no se me quitaba y cada día me arrastraba al trabajo porque tampoco habían razones para darme una licencia. Fui a un médico general, empecé a hacerme exámenes, me empezaron a tratar y me alivié un poco con la esperanza de que pronto estaría bien y podría
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Alineando las expectativas para 2024

Por más que uno diga que vive sin expectativas, es mentira!  Si bien es cierto que las expectativas  imposibles son un causa segura de sufrimiento, pasar por la vida sin ellas es casi imposible, y digo casi porque por ahí debe andar alguna excepción a la regla, pero al resto de los mortales las expectativas nos dan dirección, esperanza y fe . Quizás  la clave está en establecer expectativas retantes, pero sensatas, y no ser demasiado estrictos para dar lugar a lo inesperado, que para bien o para mal siempre nos alcanza.  Cuando uno esribe/lee la palabra expectativa, de inmediato piensa en planificación y estrategia, pero a veces es algo tan simple como apoyarte en alguien de confianza, bajar la guardia y dejarte caer por un rato sintiendo ese mix perfecto entre confort y seguridad. Hay personas que son tu estado de flow sin tener que hacer nada especial para serlo, así que en mis expectativas para 2024 está encontrar mi “flow-state person” y quedarme ahí. Es mucho pedir? Bueno, de aquí

Crazy, Challenging, Beautiful Year

Inicie el post de despedida del 2022 anunciando que me casé así que, para hacer justicia, debo iniciar este anunciando que me estoy divorciando. I know, I know… It’s crazy. El año completo ha sido loco, desafiante y hermoso… todo al mismo tiempo! Recuerdo perfectamente el verano de 2022 cuando me quejaba de sentirme como una bolsa de plástico en medio del mar, ahora he encontrado mi estado de flow en esa sensación y la he abrazado.   A veces siento que estoy recuperando una vida que perdí sin darme cuenta. Retomando hábitos que había abandonado, reviviendo alegrías, curando ese detestable sentimiento de unlovable con el que salí del matrimonio, perdonándome el hecho de haber elegido mal y agradeciendo que pude reaccionar a tiempo.   No me siento con derecho de teorizar sobre el matrimonio; de volver a intentarlo, espero que sea con la persona correcta.   Pasé de decir abiertamente que hace muchos años ya había quemado mi etapa de tener mascotas, a llegar a una casa donde me esperan dos

Me lo dijo la distancia y el silencio

¡No me puedo estar tranquila!  Siempre tengo un lugar donde ir, una clase qué tomar, alguien a quien quiero visitar, una actividad qué organizar...  Sin embargo hay espacios en la vida donde el tiempo, la distancia y el silencio son la mejor forma de comunicación. Contradictorio pero cierto. Sobre todo cuando se trata de comunicarse con uno mismo.  A veces hay que retirarse y construir un muro muy alto que te separe de experiencias, lugares o personas a las que necesitas evaluar desde lejos. Sin la influencia de sus palabras, en un silencio donde solo hablan las acciones y las buenas intenciones cuando son auténticas.  En esos casos, la mejor conversación la tienes con el recuerdo, en solitario. Donde nadie contamine con opiniones los acontecimientos y con el tiempo suficiente como para que el efecto de la nostalgia no cambie lo que pasó, lo que sentiste, lo que todavía sientes.  El silencio me ha dicho verdades que las palabras jamás contarán, la distancia ha llenado esas historias

Joy

Los últimos meses he sido exageradamente cuadrada como forma de supervivencia. He pasado por muchos cambios y la única forma de sobrevivir a los mismos y mantenerme a flote ha sido desarrollando hábitos y siendo constante en ellos.  La hora de levantarme, el desayuno,  planificar las comidas,  hacer rendir las cosas, salir a tiempo, ser eficiente en el trabajo, en la casa, estar pendiente de lo que pasa en mi otra casa, no abrumarme por el incierto estado de salud de mami... mi único chance de respirar ha sido los encuentros que organizo en Internations y esos momentos en que mi imaginación sale a volar mientras escucho los episodios de Spark & Fire o Meditative Stories.   El extremo planning scheduling en el que estaba viviendo (y que parcialmente debo mantener), me estaba robando la alegría y no me había dado cuenta. Es la segunda vez que experimento algo así y es algo que jamás debería ocurrir.  Si existe el burnout del everyday life, diría que es justo lo que estaba viviendo l

Diciendo adiós a los 36!

Los desafíos siempre me han acompañado, pero los 36 fueron una cosa tan revolucionaria que se extiende a los 37.  En el mundo profesional estuve en dos trabajos (empresas distintas) y justo hoy empiezo un nuevo capítulo profesional en una empresa nueva. Hace seis meses decía que no aguantaba un onboarding más y aquí estoy, tentando a ciegas el destino una vez más. Quizás más consciente, definitivamente más experimentada, con la satisfacción de sentarme en una mesa de negociación con más certezas que dudas, exponer mis demandas con seguridad y con humanidad (que a veces se nos olvida cuando sentimos que la pelota está en nuestra cancha), con el sentimiento de haber llegado a un acuerdo justo, dando reset a las expectativas que, aunque uno diga que no, siempre las tiene ;) Wish me luck 🤞 No es fácil saltar tanto como lo he hecho yo en mi vida profesional, empujarse a uno mismo fuera de la zona de confort porque sabes que debe haber algo mejor para tí aunque no estás seguro de dónde o c

La vida sigue

Desde el fallecimiento de mi amiga, cada año le escribo a quien fue su esposo para saber de él. Ellos tuvieron una relación muy especial, tan especial y bonita que muchas veces dudé de la autenticidad de la misma, pero el tiempo y los hechos se llevaron mi escepticismo. Pocas veces he visto la devoción que ella tenía hacia él, muy pocas veces he visto los cuidados que él tuvo con ella.   En nuestras conversaciones de cada año recordábamos a mi amiga, yo le contaba lo enamorada que siempre estuvo de él (lo cual segurísimo él siempre supo) y el me contaba lo especial que yo era para ella. El año pasado me dijo que había tenido un bebé y, aunque me alegraba por él, sentí un frío en el corazón. Mi amiga estaba embarazada cuando murió, sería el primer hijo de ambos y no cabía más ilusión en ella:  - Ami, voy a tener un hijo con el amor de mi vida  Así era ella, así siempre habló de él y me consta que él siempre estuvo a la altura de su devoción, pero el destino tiene formas particulares de